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domingo, 9 de enero de 2011

EL SENDERO DE LA OCA

Como en el tablero del juego milenario de la oca, estamos de nuevo en la casilla de salida: primer mes de un nuevo año. Si la divinidad juega a los dados, de oca en oca, de ganso en ganso, nos llevará la corriente de algún río, quedaremos absortos en el cotidiano laberinto de los días, y caeremos en pozos, que deseo que al menos tengan agua. El tiempo circular de la naturaleza con sus  ritos estacionales, permite que el hombre que es fundamentalmente memoria, quiera explorar y adentrarse en otras casillas. El sendero de la oca contiene 63 mundos, y nos promete en la meta ser un bello cisne, que se desliza sereno y enigmático en el jardín del Edén. "El tiempo es olvido y es memoria" decía Borges. Conviene recordar que la casilla que precede al premio es una calavera; para no olvidarlo nunca compuse este "haiku":
     
         ¿ Cómo es posible que a todo,
            le falte siempre el paraíso ?
             




1 comentario:

Almanaque dijo...

Ya que Mª Luisa ha traído a colación el 'Sendero de la Oca', me permito reproducir unos párrafos que publiqué en 1981 en la 'Revista de Folklore'
y que pueden resultar ilustrativos.

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[...] Hasta la primera estampa del juego que ha llegado hasta nosotros, parece ser que su prác-tica no era tan casera como pueda pensarse. Posiblemente, fue un pasatiempo al aire libre, donde se trazaban en el suelo los compartimentos por los que deambulaba el gallo. El uso de azulejos o mosaicos, es presumible que fuesen obra fija de albañilería en los jardines, como parecen probar las analogías entre los motivos de la ladrillería y algunos de los elementos simbólicos que han llegado a nosotros.

Sobre el carácter general del juego, la nota común es la carrera de obstáculos para llegar a la meta. Su representación habitual consiste en un delicioso jardín donde nada plácida-mente nuestra oca en un estanque. Los motivos alegóricos que integran estos obstáculos, han sido distintos a lo largo del tiempo. Los antiguos xilógrafos e impresores, fueron adecuando al gusto de la época los requisitos que había que superar para alcanzar la meta. Las más antiguas estampas que se conocen, no se remontan más allá del siglo XVII. A todo ello, se une la dificultad de determinar su fecha exacta, debido a la general ausencia de pie de imprenta, característica por otra parte de la imaginería popular. A través de las estampas conservadas, los obstáculos van variando, tanto en su número como en su dificultad, hasta llegar a los sesenta y tres actuales.

Si analizamos los casilleros que integran las planchas a través del tiempo, nos encontramos con la aparición de caballeros luchando; representación de monedas; Un tonel con unas copas; una horca (que re cuerda a la figura del ahorcado en el Tarot), etc. Lo que parece evidente, es la adecuación de las figuras a los gustos de la época.

El hecho de que sea una oca, como variedad del ánsar o ganso, sustitutiva del gallo, es algo que no podemos precisar. Tal vez, coincidiría la difusión de este juego con la veneración que siempre demostró el pueblo romano al ganso. Es harto conocida la anécdota de los "Gansos del Capitolio", que lo salvaron con sus gritos y batir de alas frente a la invasión de los galos, cuando éstos lo asediaron después de la batalla de Allia (390), según refiere Tito Livio. Por ello, se alimentaban gansos en el templo de Jano (Dios peculiar de los romanos dotado de dos cabezas, símbolo de protección de la ciudad. Jano/janua = puerta/januarius = Enero, mes que abre el año). En memoria del salvamento, se colocó en el pórtico del templo un ganso de plata.

En su aspecto simbólico, el ganso representa la prudencia y la vigilancia y, al igual que el cisne o la oca, es un animal de carácter benéfico y profiláctico. En el juego de la Oca, está relacionado con el destino (meta), a través de los peligros y torturas de la existencia. El hecho de estar reservado al ganador un jardín apacible al final del juego, representaría un reducto donde la naturaleza aparece cercada y cultivada, frente a lo selvático, lo natural y lo inconsciente. Vendría a ser el paraíso, identificado igualmente con un jardín previo al nacimiento.

El juego actual, viene manteniendo como fijas, sesenta y tres casillas para alcanzar la meta. La cifra sesenta y tres, ostenta por otra parte, un acentuado simbolismo en relación al destino de una persona. Los ciclos de siete años, son muy importante y decisivos, de cara a producir giros y decisiones en la vida humana. Estos intervalos, denominados climatéricos, alcanzan gran notoriedad al llegar el año 63, llamado año escalario y considerado como muy peligroso. En el juego de la oca, se halla antecedido por el casillero de la muerte, que obliga a comenzar de nuevo, o bien, alcanzar rápidamente la meta.

(Perdón por la autocita)

Almanaque